Mariluz está enfadada. Vuela veloz, llena de ira. Está rabiosa con los convencionalismos sociales llenos de etiquetas. Ella las odia.

Le gusta ser valiente, diferente, divertida, feliz y libre pero ¡oh! ¡Bloom! ¿Eso qué es? Se estampa contra un girasol y cae al suelo. Se acababa de dar un golpe de realidad.

Ella misma caído en la trampa cargando entre las alas una pesada losa que la ataba a quien creía que debía ser, (o como querían que fuese) perdiendo así, su ansiada libertad. 

El golpe fue fuerte, sí, pero la llenó de lucidez.

¿Soy valiente?

¿Soy diferente?

¿Divertida?

¿Feliz?

¿Libre?

¿¿¿¿Siempre???

Respiró hondo y, decidió despojarse de todo para quedarse con la esencia de quien era y decidir en cada momento lo que quisiese. Expiró y dijo, simplemente YO SOY. Todo eso. ¡Vaya! ¡Cuánto peso te quitas si decides solo SER!

Y así comprendió que quizás la clave no es luchar por ser muchas cosas porque todos somos únicos y nadie puede apagar lo que ella llevaba hasta en su nombre: luz. Y es que, todos somos un poco como ella pegándonos etiquetas en la frente, dejando que, en nuestro vuelo, los demás también decidan cuáles nos vienen mejor. Así que, ante eso #soymariquita y canto a la libertad para decidir en cada momento quien soy de verdad, contando incluso las veces que cambio de opinión. Porque es un derecho que ejerzo cuando me da la gana.