Rhaenyra es una guerrera de espíritu fuerte con una historia que conmueve e inspira. Fue abandonada junto con su hermano en Melilla cuando tenía apenas 2 meses de edad. Su inicio en la vida no fue sencillo: pasó varios meses en una jaula esperando ser adoptada. Pero todo cambió el día que una de sus mamás la vio por primera vez. Fue amor a primera vista, y su vida dio un giro cuando se embarcó en un Ferri hacia Málaga, donde la esperaban con los brazos abiertos y un hogar lleno de amor.
Ahora, con su familia, Rhaenyra está aprendiendo a enfrentarse a sus desafíos emocionales. Tiene dificultades para comunicarse con otros perros, y ese es un proceso en el que sus mamás trabajan cada día con mucha paciencia y cariño. Pero lo que la define no son sus miedos, sino su inmensa capacidad para crecer. Es una perra superinteligente, cariñosa y llena de energía.
Rhaenyra está experimentando su primer celo, y con ello, nuevas emociones que hacen que su intensidad sea aún más evidente. Su reactividad al ver a perros desconocidos es un reto, pero su familia avanza paso a paso, siempre guiada por el respeto y la confianza que Rhaenyra necesita. Ella es un ejemplo claro de que cada pequeño progreso es una victoria, y no hay obstáculo que el amor no pueda superar.
En casa, Rhaenyra encuentra paz y alegría junto a sus compañeras de manada, especialmente con Menta, con quien es uña y carne. Verlas juntas es presenciar un vínculo de complicidad y ternura que solo los animales pueden ofrecer. Y aunque a veces la vida puede ser complicada, la chispa juguetona de Rhaenyra nunca deja de brillar.
Su historia es una prueba de que, con tiempo, paciencia y amor, todos merecemos la oportunidad de crecer y encontrar nuestro lugar en el mundo. Rhaenyra nos recuerda que la verdadera fuerza está en seguir adelante, incluso cuando el camino parece difícil.


