Nubia tiene 9 años y una historia que comenzó con un giro inesperado. Con tan solo 2 meses, fue abandonada en un pueblo de Sevilla. Su destino dio un giro cuando una foto de ella llegó a Facebook y, con ello, al corazón de su futura humana. En ese momento, ambas encontraron algo que no sabían que necesitaban: una conexión irremplazable.
Desde entonces, Nubia se ha convertido en una compañera inseparable, la definición misma de una relación “dependiente y tóxica” (como bromea su mamá). Es imposible no enamorarse de su energía viva y alegre, siempre llena de vitalidad.
Nubia es mucho más que una perra vivaracha; tiene una gran sensibilidad emocional que la hace inseparable de Bebé, a quien considera la figura que la crió. Su conexión es profunda y especial, reflejando un lazo familiar que trasciende las especies. Son una pareja perfecta, donde Nubia encuentra consuelo, seguridad y, por supuesto, todo el amor que podría pedir.
Además de sus vínculos emocionales, Nubia disfruta de los pequeños placeres de la vida. Le encanta dormir calentita, explorar nuevas rutas de senderismo y repartir besitos allá donde va. Su energía contagiosa y su ternura infinita iluminan el día de quienes tienen la suerte de conocerla.
La historia de Nubia es un recordatorio de la importancia de la conexión y el amor incondicional que los perros traen a nuestras vidas. Cada uno de sus movimientos, desde sus caminatas llenas de entusiasmo hasta sus momentos más tranquilos junto a Bebé, habla de una vida llena de gratitud y alegría compartida.
Aunque Nubia no forme parte directa de nuestra familia, verla mientras posaba para nuestras cámaras fue un regalo en sí mismo. Capturó corazones con su energía, dulzura y esa chispa única que solo ella puede traer.
Cada perro tiene una historia, pero Nubia nos muestra que el amor transforma hasta los comienzos más duros y crea vidas llenas de momentos felices, que vale la pena celebrar.


